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El cómic, una herramienta para la activación de la ciudadanía y la lucha contra la desinformación en materia ambiental

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Publicado / 5 de diciembre de 2024
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La novela gráfica se está abriendo paso entre las nuevas narrativas ambientales, impulsada por sus múltiples capacidades expresivas a través de la combinación de imágenes y palabras, así como por su amplia aceptación entre amplias capas de la sociedad. De todo ello se ha hablado hoy en CONAMA, dentro de una extensa jornada dedicada a la comunicación ambiental, en una mesa con numerosos ejemplos, moderada por Elisa McCausland, periodista experta en cultura popular y sostenibilidad, quien representó a Unión Profesional en el Comité técnico de Comunicación Ambiental de CONAMA 2024.

“El meteorito somos nosotros” (Editorial Astiberri), obra del cómico, dibujante y escritor Darío Adanti, es un claro ejemplo de las posibilidades del cómic en temas medioambientales. “El cómic es muy bueno para divulgar porque es muy horizontal. Atraviesa géneros, razas, y edades. Muchos de los que hemos empezado de niños a leerlos seguimos haciéndolo ahora, en la edad adulta”, afirma el ilustrador.

A lo largo de las viñetas de este “cómic de divulgación científica”, en palabras de Adanti, se combina la información, que aporta datos muy relevantes que sirven para explicar el fenómeno, las causas y las consecuencias del cambio climático; con notas de humor satírico, que permiten tomar distancia para analizar de forma crítica toda este caudal de información.

“Me interesan los datos porque debemos emplearlos para combatir los bulos. Y también porque, a veces, a través de los propios datos también se ven las soluciones. Por ejemplo, puedes entender que el cambio climático no es un problema de superpoblación, sino de cómo estamos gestionando los recursos el 20% de la población”, explica el cómico.

Esta capacidad divulgadora del cómic también ha sido detectada por el propio entorno educativo. Así lo evidencia el trabajo de Álvaro Máximo Pons y Noelia Iberra, codirectores de la Cátedra de Estudios del Cómic Fundación SM-Universitat de València. Ambos han presentado dos proyectos, como son Cli-Mic y ClimArt 3.0 -este último en fase todavía muy incipiente- que apuestan por el potencial educativo y activador de las viñetas.

En el caso de Cli-Mic, hablamos de una iniciativa internacional que, en el marco del programa europeo Erasmus+, ha posibilitado la participación de estudiantes universitarios de España, Finlandia, Chipre y Malta. Con ellos se ha trabajado para implementar el cómic como pedagogía innovadora, a fin de  promover la educación científica en relación con los desafíos de adaptación al cambio climático. “Hemos detectado que esta es una posibilidad muy motivadora para los alumnos, que además fomenta el pensamiento crítico y el estímulo de la lectura”, según Ibarra.

Además de analizar cómics en el aula, los alumnos han elaborado sus propias historias gráficas. A las cuales se podrá acceder desde el repositorio de Cli-Mic, que también permitirá la descarga de todo el material pedagógico elaborado para profesores y alumnos. La idea es que se pueda aprovechar todo este trabajo para replicar el proyecto en más centros académicos.

También ha participado en esta mesa de CONAMA Susana Rodríguez, responsable de prensa y comunicación de Errata Naturae Editores. Editorial que decidió aprovechar el parón de la pandemia para replantear su labor. Tras dicho periodo de reflexión, decidieron abrir una nueva etapa en la que han apostado por extender el compromiso ambiental no solo a los títulos que publican, sino al resto de facetas relacionadas con su actividad.

Entre otras medidas, Errata Naturae no publica libros electrónicos, pues no considera sostenible el impacto de su huella ambiental en comparación con la del libro de papel. “Para que te resulte rentable un ebook, tienes que leerte 128 libros. Si un lector medio lee entre 8 y 10 libros al año, no parece fácil que lo pueda amortizar antes de la obsolescencia programada”, sostiene Rodríguez.

 La editorial utiliza papel ecológico para todas sus ediciones y además, ha eliminado totalmente el plástico, tanto de sus ediciones como en su propio día a día en la oficina. “Además, la editorial te subía el sueldo si vas caminando o en bicicleta a trabajar”, añade su responsable de comunicación.

Otra de las líneas de actuación de Errata Naturae en esta nueva etapa es la apuesta por el cómic como vía para generar debate sobre los problemas ambientales y sus posibles soluciones. Entre sus títulos incluye obras dirigidas al público infantil, como “¿Pero qué pasa con el clima? y “Cosas Verdes”, ambos en coautoría de Jenny Jordahl y Ole Mathismoen; y también para los adultos, como “Cambio de clima” y “La oscura huella digital”, debidos al autor Phillippe Squarzoni

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