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Gobernanza y resiliencia: los retos del agua en un contexto marcado por el cambio climático

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Publicado / 4 de diciembre de 2024

Cómo planificar y ejecutar las políticas del agua en un contexto de aceleración del cambio climático. Esa es la difícil tarea que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tiene por delante. No sólo para reducir los impactos de fenómenos cada vez más recurrentes e intensos como las sequías y las inundaciones, sino también para proteger a los caudales (superficiales y subterráneos) de contaminantes en aumento, desde los nitratos de la agricultura, los plásticos y los medicamentos, entre otros.

«Tenemos mucho trabajo por hacer», ha admitido Alejandra Puig Infante, Subdirectora General de Planificación Hidrológica de la Dirección General del Agua, en una de las sesiones plenarias que han inaugurado la tercera jornada del Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama).

Puig ha brindado un resumen de la actualidad de las políticas del agua en España y ha contado las novedades a nivel normativo y de otros instrumentos de planificación, tanto a nivel nacional como europeo. En este sentido, ha adelantado una novedad: que la «estrategia de resiliencia hídrica» formará parte del nuevo mandato de la Comisión Europea. Los ejes vertebradores de esta política serán la eficiencia en el uso del agua, la adaptación a fenómenos extremos y la lucha contra la contaminación.

Esta lupa de la Unión Europea coincidirá con la revisión de los planes hidrológicos a nivel nacional pensando en la redacción del cuarto ciclo (2028-2033), donde la adaptación al cambio climático «será determinante», según ha confiado Puig. «Trabajaremos de la mano con la Oficina Española de Cambio Climático para aunar fuerzas», ha adelantado.

La nueva planificación buscará evaluar la eficacia de los caudales ecológicos, que se han implementado en los últimos años para poder mantener la vida de los peces que de manera natural habitan en un río, así como la vegetación de su ribera. «Es necesario valorar esta eficacia, saber la relación entre el caudal ecológico y el estado de las masas de agua, la supervivencia de los peces, la salvaguarda de los bosques de ribera y la protección de las aguas subterráneas», ha indicado la funcionaria de la administración central.

Otro «enorme desafío en puerta» -ha reconocido- es la depuración de las aguas residuales, actualizar un sistema que cuenta con más de treinta años de antigüedad. El tema requerirá «muchos esfuerzos coordinados» para cumplir con la exigencia de la Unión Europea, según Puig.

Ha reconocido que España tiene casos de «éxito y de fracaso» en la gestión de las aguas residuales urbanas, con «regiones modélicas» y otras con «malos resultados que obligan a la reflexión». España tiene abierto tres procedimientos de infracción, multas mediante, por parte de Bruselas. «Hay que corregir errores. Los desafíos son potentes. Tenemos que apostar con fuerza por la reutilización», ha indicado. 

La Subdirectora de la Dirección General del Agua también ha admitido falencias en la protección de las aguas de la contaminación de nitratos de origen agrario, un déficit que conlleva una «nota no muy alta» por parte de la UE en su próxima evaluación.

Ha nombrado a la «expansión de las macrogranjas» como un factor clave del aumento de la contaminación difusa. «Tenemos que hacer una revisión de las zonas vulnerables. La contaminación se combate en origen. El seguimiento en el medio es a posteriori. De lo contrario no vamos a conseguir un medio ambiente sano», ha reflexionado.

El impacto de nuevos contaminantes, como las sustancias químicas conocidas como perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) y los fármacos, antibióticos, ansiolíticos y analgésicos, también es un tema de esta nueva hoja de ruta. «Se están volcando a los sistemas de agua de forma descontrolada. Nos preocupa», ha señalado Puig.

La funcionaria ha concluido su disertación con un llamado a la «gobernabilidad» entre las distintas administraciones con competencia en la gestión del agua: «Es una problemática que no la va a resolver el Ministerio. La DANA de Valencia demostró que al medio ambiente no le importa las competencias. Tenemos que aunar esfuerzos porque el medio ambiente es el préstamo de las generaciones futuras a nosotros».

La sesión ha continuado con un debate sobre cómo mejorar la integración del cambio climático en la planificación futura del agua. Miguel Ángel Pérez-Martín, Profesor Titular de Universidad Politècnica de València, ha enumerado los impactos que se incrementarán en las próximas décadas (eventos extremos, incremento de las temperaturas, aumento del nivel del mar, etc.) que lastrarán recursos (cosechas, por ejemplo) y reducirán muchas de las actividades socioeconómicas. «Lo bueno es que ya hemos empezado a tener pedagogía sobre la relación del agua y el cambio climático», ha celebrado.

En esa línea de análisis, María Salazar Guerra, Jefa de Servicio Técnico Oficina Española de Cambio Climático del MITECO ha subrayado que, ante impactos que inevitablemente van a ir a más, es importante repensar la gestión de los recursos naturales. «Pensando en escenarios de escasez sin precedente, es importante tener un colchón de recursos, entre ellos el agua. Cuidar cantidad y calidad», ha afirmado.

En representación de la agricultura, un sector que consume casi el 80% del agua disponible en España, Juan Valero de la Palma, Presidente Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), ha señalado que «la demanda agraria y el regadío han hecho los deberes», debido a que España dispone los regadíos más modernizados y eficientes de toda Europa. El empresario ha rechazado tanto la reducción de la superficie regada como las restricciones preventivas, dos medidas solicitadas por entidades ecológicas.

«En el ámbito del agua hay un constante tire y afloje por querer siempre más. Por eso urge una visión intersectorial. El agua no es sólo una materia prima para la actividad económica. Por la amenaza climática hay que cambiar de paradigmas. Ya no valen los datos históricos para lo que se viene», ha respondido Salazar.

Agua y economía circular: la nueva directiva de tratamiento de aguas residuales

En paralelo a la sesión sobre agua y cambio climático, en otra sala del Congreso se ha analizado la nueva directiva de tratamiento de aguas residuales urbanas, uno de los principales retos del MITECO para los próximos años. La Directiva Europea ha sido una norma clave para mejorar la calidad de las masas de agua receptoras en la región, pero se ha constatado que tiene puntos de mejora pendientes.

Por ello, a finales de 2022, tras una evaluación realizada mediante el programa REFIT de la Comisión Europea, se presentó una propuesta de revisión para la Directiva, que fue aprobada de forma definitiva en las últimas semanas, lo que ha iniciado un periodo para la transposición por parte de los Estados miembros.

Más de veinte expertos han detallado las novedades técnicas que implica la revisión de la Directiva, los umbrales de aplicación y los nuevos requerimientos, además de la larga lista de retos que supondrá la transposición al marco normativo español y las principales dificultades que puede conllevar su implementación.

Un taller inmersivo para tomar las mejores decisiones 

Por la tarde cuarenta participantes en el congreso han realizado un taller inmersivo con el objetivo de simular la toma de decisiones en la agricultura en lo que respecta a la gobernanza del agua. El juego, impulsado por un grupo de investigadores, ha entregado varias conclusiones interesantes, como la dificultad que implica que muchos actores e instituciones, con intereses enfrentados, sean los responsables de una gestión marcada cada vez más por la incertidumbre climática.

La introducción al taller ha estado a cargo de Sofía Tirado Sarti, científica de la Fundación Real Instituto Elcano, quien ha señalado que los «escenarios poco alentadores» en lo que respecta a la disposición del agua, más escasa y más demandada -a los actores tradicionales como la agricultura se le sumarán los centros de datos o el hidrógeno verde, por citar dos ejemplos- requerirán una «mejor gobernanza».

«Vamos a necesitar flexibilidad en la gobernanza para adaptar esta incertidumbre», ha afirmado la experta. La presentación de la actividad, que ha simulado un formato de «Juego Serio», muy utilizado a nivel empresarial para dinamizar los procesos de toma de decisiones, ha dado paso al taller.

La sala se ha dividido en siete mesas que simulaban distintas parcelas agrarias de clima mediterráneo (inviernos largos y fríos y veranos cortos y calurosos con entre tres y cuatro meses de aridez) con un determinado cultivo (maíz, olivo, arroz). Los participantes han tenido que ponerse de acuerdo en la estrategia de gestión (económica y medioambiental), priorizando áreas y recursos (modernizar regadíos, preservar el caudal ambiental, expandir la producción) pensado primero en un escenario de diez años y luego a 2055, con impactos climáticos acrecentados y con una disponibilidad de agua entre un 25 y un 50 por ciento menos que la actual.

Finalizado el taller, impartido por Francesco Sapino, Investigador Postdoctoral de IMDEA AGUA, y Javier Sierra Pierna, Investigador y profesor de la Universidad de Salamanca; sus resultados han servido de disparador al siguiente panel, integrado por Luís Antonio Martínez Cortina, de la Subdirección General de Planificación Hidrológica (MITECO), Juan Valero de Palma Manglano, Presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (FENACORE); Álvaro Rodríguez García, Responsable del Área de Gestión Integral de Recursos Hídricos Aquatec (Grupo Veolia); y Nuria Hernández, Investigadora Asociada de la Universidad Complutense de Madrid, Vocal de la Junta Directiva de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA).

Los expositores han sido invitados a plantear un reto sobre la gobernación del agua. El representante del MITECO ha hecho un llamamiento a “mejorar la coordinación, cooperación y cogestión” entre todos los actores debido al marco de competencias que tiene España.  

Ha reconocido que se necesitan más recursos, tanto a nivel humano como a nivel económico, para una mayor participación pública, muchas veces eclipsada por “lo urgente y no por lo importante”.

Valero de Palma, del sector agrícola, ha elegido el reto de aumentar la modernización de los regadíos, pasar del 81% actual al 90%. “Queremos seguir siendo los mejores en Europa en eficiencia de riego. La modernización ayuda al ahorro de agua y también a la calidad”, ha explicado.

Desde una óptica más ecológica y ambiental, Hernández ha hecho hincapié en la necesidad de la “reasignación social del agua” en un contexto de escasez. “Vamos a escenarios con un mayor deterioro de los ecosistemas acuáticos, de reducción de los recursos hídricos, de tensiones por la demanda, con problemas para garantizar el abastecimiento en cantidad y calidad, y con más impactos hidroclimáticos”, ha reflexionado

Esta realidad -ha agregado- exige “reducir las demandas y presiones sobre los ecosistemas acuáticos a través de una transición hídrica justa”. “Tenemos que pensar en los repartos sociales del agua”, ha resumido. 

Por último, Rodríguez García ha señalado el reto de “mejorar el conocimiento del sistema del agua” para poder tomar las mejores decisiones: “Apostar por la digitalización para que todos los usuarios y las administraciones sean más transparentes. Una mejor información, al cabo, nos va a permitir cambiar las reglas de juego y hacer un reparto más equitativo del agua”.

En el turno de las réplicas, Valero de Palma ha aclarado que la “reasignación social del agua” no puede perjudicar a “los más desfavorecidos” del siglo XXI, los trabajadores del campo, quienes tienen un estado de bienestar “mucho más difícil” que los habitantes de las ciudades.

La investigadora del FNCA ha aclarado que “no es lo mismo un agricultor pequeño que una empresa agraria” y ha valorado los espacios de diálogo, como la Mesa Social del Agua de Andalucía, en la que se han sentado todas las partes para afrontar los efectos de la sequía de la manera más justa posible.

círculo conama

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