La industria textil enfrenta un cambio normativo trascendental con la propuesta de revisión de la Directiva Marco sobre Residuos, impulsada por la Comisión Europea. Esta normativa busca reducir el impacto ambiental y climático del sector, marcando nuevas reglas del juego que afectan a toda la cadena de valor.
En esta entrevista, Marta Contreras, socia de ESG Assurance y Economía Circular de KPMG Auditores, nos ofrece su visión sobre los retos y oportunidades que supone esta transformación. Desde la implementación de la Responsabilidad Ampliada del Productor hasta el diseño ecológico y el fomento de la reutilización y el reciclaje, analizamos los pasos que las empresas deben dar para alinearse con los objetivos de sostenibilidad y economía circular.
Un diálogo imprescindible para entender cómo el sector puede liderar el cambio hacia un modelo más responsable y sostenible.
La propuesta de revisión de la Directiva Marco sobre Residuos (Directiva 2008/98/CE) publicada por la Comisión Europea el 5 de julio de 2023, se centra en sectores de alta intensidad en el consumo de recursos, como el sector textil con el objetivo de reducir su impacto ambiental y climático. ¿Cuáles consideras que son, a modo de titulares, los principales cambios que supondrá para el sector textil la propuesta de revisión de la Directiva?
Esta normativa hará que se establezcan unas reglas del juego similares para todos los actores de la cadena de valor del sector textil. Se establecen las bases del régimen de Responsabilidad Ampliada del Productor, que será de aplicación para todos los productores de textiles en todo el ámbito de la UE. Se regula la modulación ecológica o eco modulación, que supondrá que la contribución financiera a aportar por los productores deba estar modulada por requisitos de diseño ecológico como la durabilidad, o la reciclabilidad. Por otra parte, esta eco modulación penalizará las prácticas de productores que conduzcan a la sobreproducción y al consumo excesivo de productos textiles (lo que se conoce como fast fashion).
Otro aspecto que supondrá un reto para la industria textil será el establecimiento de objetivos específicos para la recogida selectiva de textiles, con el fin de aumentar la reutilización y el reciclaje. Y supondrá un reto desde el punto de vista de la información necesaria para dar respuesta a los requerimientos de información, por el coste asociado que esta recogida selectiva supone, y por la tecnología que será necesaria para un reciclaje óptimo de las prendas. Pero también será una oportunidad por el acceso que permitirá a estas fibras que podrán ser reutilizadas y recicladas.
Y como último punto, pero no menos importante, se reconocerá y apoyará el papel de las entidades de la economía social en la gestión de residuos textiles.
Pero el sector textil tendrá que hacer frente también a otro tipo de normativas que le afectarán. Por ejemplo, en materia de prevención de la cantidad de residuos generados a lo largo de toda la cadena de valor, implicando tanto a marcas como a fabricantes. Esto supone que las compañías del sector deben mejorar los procesos de producción y se deben fomentar soluciones que mantengan las prendas más tiempo en circulación: reventa, alquiler, reparación y reciclaje.
Por otra parte, se regulan los microplásticos en los textiles sintéticos, de forma que la industria podría tener que adaptar sus procesos para reducir la cantidad liberada y/o utilizar materiales alternativos. Esto supone el fomento de la innovación en la durabilidad, la biodegradabilidad y la tecnología de recuperación de fibras textiles posconsumo más eficaz y eficiente.
En cuanto al etiquetado y la transparencia, se contempla la inclusión de certificaciones en materia de la composición de materiales, la reciclabilidad de los mismos, y otros aspectos que pueden hacer un producto sostenible y se requiere que se publiquen los datos de gestión de los residuos y de su impacto ambiental.
Todo esto, nos hace dimensionar el reto que tienen las compañías por delante en los próximos años en materia de Sostenibilidad y Economía Circular.
Ante este cambio en el paradigma normativo del sector textil, ¿cómo consideras que deben comenzar a prepararse las empresas?
Sin duda, es necesario que diseñen e implementen estrategias para el fomento de la Economía Circular desde todas las perspectivas y en toda su extensión:
- Diseño para la reutilización y reciclaje: Los productos textiles deberán ser diseñados pensando en su posterior reparación, reutilización y reciclaje. También deberán estar diseñados para minimizar los residuos en la fase de uso.
- Proceso productivo: Se deberán emplear tecnologías más limpias que minimicen la toxicidad de los procesos
- Cadena de valor: El primer punto será entender y conocer bien cuál es la cadena productiva e incluir requerimientos que aseguren la sostenibilidad (ambiental y social) en dicho proceso.
- Tecnologías de reciclaje de textiles: El acceso a una gran cantidad de fibras recicladas, fomentará el uso de estas tecnologías e implicará que la industria deberá invertir en la creación de fibras recicladas de alta calidad.
- Reutilización de las prendas: Cada vez existen más plataformas para poder facilitar la reutilización, que debe ser el primer destino al que deban ir las prendas ya usadas. Y reciclarse en el caso de que no sea posible esta reutilización.
Son cambios relevantes para la industria que deberán hacerse a nivel global, con una visión estratégica sobre lo que está por venir y midiendo en todo momento si se va en la buena dirección para evitar ineficiencias.
El tejido empresarial español es diverso y se compone en su mayoría por medianas y pequeñas empresas ¿Cómo crees que van a recibir estas empresas los cambios? ¿Consideras que las obligaciones y responsabilidades que establece la normativa son abarcables para la mayoría de empresas?
Todo el tejido empresarial textil de nuestro país tendrá que adaptarse a jugar en este nuevo entorno. Incluidas las medianas y pequeñas empresas. Al final, aunque haya regulación que no les aplique directamente, se debe integrar toda la cadena de valor del producto en este proceso. Por lo tanto, si trabajan con grandes compañías, es algo que se les va a exigir. Y, por otra parte, estamos sometiendo al planeta a un desgaste en el uso de las materias primas y una cantidad de residuos que no puede asumir. Por ese motivo, y más allá de la regulación, las compañías y los usuarios deben ser responsables y exigir y practicar medidas que son muy necesarias para la sostenibilidad de nuestro modelo de vida.